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Artículo de Pilar Rahola, publicado en La Vanguardia el 29.01.2012

 

El amigo y excelente abogado Daniel Vosseler lo decía al conocer los datos del paro: "¿A qué esperan para hacer una reforma laboral seria? Vamos años atrasados". Era así como Dani ponía el dedo en la llaga de esta tragedia que sacude a miles de familias: ¿qué hacer para crear trabajo?

 

Después de tanto tiempo poniendo el acento en cómo pagar el paro, ya es hora de entender que el objetivo prioritario es el inverso, cómo hacer para que la gente deje de estar desempleada. En España 5.273.600 parados, y en Catalunya 775.400 –cada día han perdido el trabajo 179–, son unas cifras indecentes e inaceptables. Si añadimos que millares de estos parados han pasado de los 45 años y entrarán en el agujero negro de un mercado que ya no los tendrá en cuenta, tirados en un rincón a una edad creativa, la tragedia se hace insufrible.

 

No puede ser que nos acostumbremos a un paro de más del 20%, como si esta cifra formara parte de la lógica de la crisis. Porque no es cierto. No hay ningún otro país homólogo que tenga este paro, y la normalidad con que estamos asentados en estos números denota la enorme irresponsabilidad de estos últimos años.

 

El Gobierno anterior fue incapaz de reaccionar, basó sus esfuerzos en mantener las ayudas sociales y no hizo nada para agilizar el mercado e incentivar la creación de trabajo. El Gobierno actual dice que lo tiene claro pero se entretiene, divaga, el tiempo pasa y no parece que centre tampoco la cuestión.

 

Y en Catalunya estamos tan ahogados que casi no tenemos capacidad de acción. Entre unos y otros, cada día decenas de personas llegan a su casa deshechas, con las ilusiones rotas y el miedo en el cuerpo. ¿Cómo pagarán los gastos de los hijos, las hipotecas, la vida cotidiana? Es una destrucción de vidas que pasa delante nuestro con tanta frecuencia, que empezamos a ser incapaces de percibir su excepcionalidad. Como si se volvieran invisibles. Y lo digo sinceramente, no veo el esfuerzo político y sindical suficiente para acometer este reto gigantesco.

 

¿A qué esperan, unos y otros? Con las cifras del paro en la mano, el drama es de tal urgencia que parecería lógico sumar esfuerzos para facilitar que las empresas se regeneren, los autónomos tengan facilidades y las pymes consiguen sobrevivir.

 

Lejos de ello, los gobiernos sólo se preocupan de presionar con impuestos a la clase media, abandonan a las pymes a su suerte, no frenan la morosidad (especialmente la de la Administración) y acaban ahogando a los únicos sectores que pueden crear trabajo y reactivar el consumo. Y los sindicatos se blindan defendiendo viejos privilegios y blandiendo retóricas anticuadas. Entre unos y otros, cada día hay menos empresas para dar trabajo y cada día más desempleados. Si no es eso lo más grave y urgente que tenemos en estos momentos, ¿qué es? ¿Entonces, ¿a qué esperan para empezar a plantear soluciones?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESTO ES UNA TRAGEDIA

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